Una agradable película, la que nos ofrece nuestro autor, fluye lentamente entre paisajes y personajes como solo un gran director sabe, evitando confusión y ayudándonos constantemente con sabiduría detallando “malas interpretaciones” o mejor decir “prejuicios durante la lectura”.
Así, trata temáticas de los años 60 hasta la mitad de los setenta del 900, muy apreciado periodo de la “Beat Generation”, que fue realmente incisivo en nuestro mundo, donde por primera vez, no tenemos guerras, no tenemos que participar a ninguna expedición salva-economía, como fueron algunas conquistas italianas en territorios coloniales o en lo grande con las guerras mundiales y sus masacres magistralmente manejados por sangrientos matones brumosos por el podrido olor en las áreas de mando.
Puestas a un lado Eva y Claretta que no tienen ni el tiempo de aparecer porque bien substituida por Ludmilla que resbala sin dejar el signo en un nostálgico capitulo. Triunfan en la escena otras mujeres que se mueven sinuosas e intrigantes ricas de una femineidad que no es sinónimo de prostitución. Aquí se hace más vivo el recuerdo de dos grandes entre los más grandes de siempre, operadores, productores de importantísimas películas reconocidas mundialmente, Stanley Kubrick (Manhattan 1928 – St Albans 1999) enamorado de la fotografía anti-reaccionario muy dudoso del concepto de democracia en el cual un pueblo “Innoble y Salvaje” tiene que dictarse reglas muy precisas de lo contrario sucumbe. Luis Buñuel (Calanda Aragona 1900 – Ciudad De México 1983) anti-burgués anti-clero, « No es Dios que me interesa solo los hombres».
Kubrik, nacido estadounidense naturalizado inglés; Buñuel nacido español, naturalizado mexicano, aparecen en toda la lectura del romance: desde el acercamiento al mundo nazi a lo de la ciencia ficción el primero (2001. Odisea del espacio); de vagar de un grupo de personajes buscando aclaraciones el segundo (El Discreto encanto de la burguesía), y (El Fantasma de la Libertad). Al final creo que es Buñuel más cerca al romance por ser latino.

En la portada: por Igor Mitoraj (1944-2014), Eternal love, foto de Gianluca Bonanno